Oro comestible

Oro comestible

Aunque a primera vista parece una excentricidad contemporánea, lo cierto es que la primera referencia sobre la presencia del oro en la comida data del siglo XVI. Se trata de un recetario italiano que presenta un risotto de oro con albahaca y parmesano. Sin embargo, en plena Edad Media eran numerosos los alquimistas que trabajaban con las propiedades medicinales del oro. Por eso, quienes se lo podían permitir, no dudaban en incorporar este metal precioso a sus dulces con el propósito de sanar enfermedades.

Y es que, aunque a lo largo de la historia en gastronomía ha sido de lo más normal usar metales como la plata o el cobre, es el oro puro de 24 kilates, el mismo que se utiliza en joyería, el más agradecido por ser el más blando y manejable cuando se alea. Eso sí, su presencia en los platos suele ser reducida dado su precio. De hecho, hoy quienes usan este ingrediente no buscan mejorar su salud, sino que lo usa simplemente como un símbolo de estatus y sofisticación que va más allá de su sabor o aroma, apenas perceptibles.

Si usted está pensando en empezar a introducir este metal en su dieta, sepa que la legislación europea no establece un máximo en el consumo de oro, pues es absolutamente inocuo y suele ser eliminado por el organismo en 24 horas. Otra cosa es que pueda permitírselo. Si la respuesta es sí, aquí algunas maneras de consumir este preciado metal que actualmente funcionan la mar de bien en el mercado.

El Gelée de vino Riesling con virutas de oro de Gourmet Leon presentado en un frasco de 160ml. Se puede tomar así tal cual, pero también puedes preparar unos sencillos hojaldres. Canapés, sopas y postres son, en opinión de sus responsables, los acompañantes perfectos de este producto tan exclusivo como sofisticado.

El vino espumoso Brind ‘or con láminas de oro. Una mezcla de vinos blancos procedentes de diferentes países de Europa, principalmente de Alemania. Se le añaden láminas de oro comestibles de 22 quilates que le da un toque de lujo y de glamur a la bebida.  De carácter afrutado, fresco y joven, compuesto por un cuvée de vinos espumosos al que se le añaden esas virutas de oro pequeñitas que al moverse por la botella recuerdan esas bolas de nieve que tanto nos gustan de pequeños. Perfecto para momentos únicos e inolvidables, para brindar con un toque de glamur.

Dosificador de oro de 22 quilates de Noris, el lo último para los gourmets más exclusivos. Utilízalo para embellecer sus postres y alegrar sus platos. Espolvoréalo en sus tartas, chocolates y platos, porqué en la cocina muchas veces se come con los ojos.

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