Quedan pocos días para la Navidad, esto quiere decir que los más golosos contamos los minutos para ponernos las botas a modo de festín navideño con los famosísimos mantecados Felipe II, un dulce totalmente estacional, se comienza a elaborar en octubre y duran hasta que se terminan las navidades. Este delicioso bocado destaca por utilizar productos de primera calidad, harina de trigo, azúcar, manteca y harina de almendra Marcona; por su producción hecha a mano en bloques y envueltos en papel de seda; y limitada, porqué los Felipe II son únicos, incluyen un papelito con el número de lote y polvorón. En la propia caja se lee que son “los mantecados más antiguos del mundo”, y aunque esto no lo podemos asegurar, sí podemos certificar que son los más ricos. Cuenta con más de 500 años de historia, su origen se remonta al siglo XVI durante la vida del rey Felipe II. Gracias a referencias literarias que nos han llegado hasta nuestros días, sabemos que este mantecado proviene del norte de España, concretamente en Bilbao, y que fueron el suculento manjar que ofreció en señalada ocasión el Conde de Benavente a su Señor Don Felipe II, y a su augusta esposa Isabel de Valois. A principio del siglo XX, el 1903 en la Exposición Internacional de Madrid, los mantecados fueron presentados y consiguieron un reconocimiento muy preciado, la “Medalla de Oro” junto con el Diploma de honor de 1ª clase. Nunca un mantecado había conseguido este premio. En los años siguientes, ya fabricados en Vitoria - Gasteiz por la confitería Blancanieves Tejedor, consiguen multitud de premios gastronómicos, donde destacan: Trofeo Internacional a la Gastronomía, Máster Internacional en su categoría de ORO al Producto Artesano, Aguila de Oro, trofeo internacional a la calidad Europa 2011, Estrella de Oro al SABOR SUPERIOR AWARD que otorga El International Taste & Quality Institute de Bruselas (considerado como la Guía Michelin de los Alimentos y Bebidas) 2013.

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